día 6/30

en general, tengo poco que escribir de este día. estoy de malas, lo cual espero sea comprensible después de 6 días sin interrupción de dolores de cabeza, náuseas y mareo. me siento mal, con un hueco tremendo el estómago y una debilidad en las piernas propia de quien se la pasa sentado en el trabajo y acostado en casa.

creo que debo hacer el esfuerzo por activarme, aunque sea caminar en la tarde media hora. hoy no puedo, el dolor de cabeza me impide todo.

apunte para el espíritu: todo es por él, por nosotros, una vida larga y feliz.

cuatro notas en un día, todo un récord

publicadas el lunes 12 de octubre de 2009, del día 6/30

día 5/30

creo que tengo la espalda y el costado destrozados. debe ser que hoy entré a trabajar desde las 11 de la mañana y, siendo las o9:50 de la noche, no he salido de la redacción.

ya saben, lo de siempre: náuseas, mareo, dolor de cabeza. eso ya es normal, aunque no deja de molestar y, por momentos, me pone de malas. estoy seguro que el asesino del metro no estaba desquiciado por el calentamiento global, sino que tomaba antiretrovirales. neta, estos medicamentos ponen ogro a quien sea.

hoy en particular es el dolor de espalda. mi jefe, toño, me ha puesto mucho trabajo que, a fin de cuentas, agradezco. por ratos ni he tenido tiempo de pensar en el dolor, aunque cuando viene a mi mente es muy agudo e intenso.

por ejemplo, hoy no tuve hora de comida. me pidió tantas cosas que tuve que comer en unas mesitas a lado de mi computadora y regresar pronto a entrevistar al asqueroso de sodi que, sorprendentemente, calificó al sme del "sindicato más democrático de méxico".

ah, sí, eso es bueno: hoy comí un burrito al pastor que, si se toma en consideración lo que tragado en días pasados, es enorme, gigante. casi lo vomito, pero aguanté como los machos y está todo, completo, en mi pancita.

después, salí a la del valle a hacer un recorrido por unos depas y locales que no tienen luz por culpa de un tráiler que arrancó con la caja el cableado y que gracias al lío de lfyc tendrán que esperar hasta cuatro días para que les reestablezcan el servicio. qué poca madre.

en suma, un día bueno, creo que de los mejores: muchas molestias, pero las ignoré por el trabajo, aunque la espalda me mata, me cae. y hoy comí, cosa que no hacía desde el lunes en la noche.

apunte para el espíritu: si bien me va, mañana me publicarán cuatro notas; tres en ciudá y una en justicia. todas con mi nombre.

día 4/30

hoy sábado es mi día de descanso. no voy a la escuela ni al trabajo, lo que suponía un día sumamente tranquilo y en paz, que es justo lo que un niño hipermedicado como yo necesita después de una de las semanas más odiosas de su vida.

lo de los mareos y náuseas matutinas ya no es noticia; es cosa diaria, pero gracias al difenidol que tomo religiosamente cada 8 horas se han aminorado un poco.

el asunto fue que, en aras de recuperar mi normalidad, se me ocurrió ir al estadio azteca con mis primos a ver el partido de méxico contra el salvador. "¡gran idea!", pensé, pues me permitiría distraerme y tener un panorama distinto que no sea computadora, cama o tele.

pero ¡oh no! mi jaqueca de los mil demonios no previó que el estadio se convertiría en una olla exprés de ruidos de altos decibeles y que mi pobreza me llevaría a comprar boletos en lo alto del azteca. todo un cockel de vértigo y sonidos infernales para mi pobre cabecita que, con cada silbido del arbitro, sentía que iba a estallar.

ni modo, sobreviví. quise vomitar, correr, aventarme, llorar, pero aguanté. vi el partido y, dentro de lo que cabe, me divertí. hubiera sido fantástico recordar el pase de méxico al mundial no como el día que casi me estalla la nuca, pero bueno, no todo se puede.

el resumen de hoy fue un fallido intento de normalidad: náuseas, vértido y una migraña de puta madre. ni modo. veremos de qué estoy hecho.

apunte para el espíritu: después del estadio, fui a casa de marco. le ayudé a doblar ropa, me acosté, dormí en su cama y cenamos tacos. su presencia me calma.

día 3/30

hoy el día empezó bien y poco a poco se está descomponiendo. amanecí con náuseas, pero con menos de las que había experimentado en días pasados. pensé que eso sería buena señal de que mi cuerpo está asimilando el medicamento, pero me equivoqué.

desgraciadamente, las náuseas que no sentí al despertar, llegaron como latigazo cuando bajé del metro para ir al trabajo. es como si se hubieran esperado a que arribara a la redacción para desatar sus jueguitos infantiles de darle vueltas a mi cabecita loca. apenas puse un pie en el periódico, todo comenzó a fallar.

tengo mareos, veo las cosas como en cámara lenta y tengo un dolorcito chistoso en la espalda que no me deja incorporarme bien. ni modo; gajes del oficio. la energía universal, para compensar las travesuras del medicamento, ha sido bondadosa y me ha dado un día en la redacción sumamente tranquilo. espero que siga así.

estoy confiado que pronto mi cuerpo se adapte al medicamento y pasen dos cosas: o mi organismo se acople a los daños colaterales o de plano entre en un estado de mareo/náuseas/vómito permanente que me permita llevar con alta dignidá estos 27 días que aún faltan.

apunte para el espíritu: mi mejor amigo me visitó a la medianoche. hablamos, lloró, se preocupó, me dio un masaje y me demostró que me ama. no puedo pedir mejor persona amigo que él.

día 2.9/30

escribiré poco porque estoy cansado. la verdad, la segunda parte del día fue mejor de lo que pensé. creo que mucho se debe a que no estuve angustiado y que ahora no voy a la escuela.

llegué a casa, me bañé y me dormí. fui al médico y regresé. después de tres días hoy por fin comí algo que no es cereal o fruta; un rico tamal con atole de rompope que, aunque me ha caído pesado, me lo comí porque debo regresar a la normalidad lo más pronto posible. siento que voy a vomitarlo, pero aguanto, aguanto bien, porque debo tener comida en mi pancita.

duermo mucho, es otro efecto colateral de los medicamentos. dormir sería lindo de no ser porque el medicamento más fuerte provoca pesadillas (ayer soñé cosas horribles) y en realidad no descanso. sin embargo, ahí ando.

me siento con náuseas así que dejaré la compu por hoy. sólo quería dejar constancia que no ir a la escuela me ha hecho sentir un poco mejor. es cosa del ánimo. nos leeemos mañana.

apunte para el espíritu: hoy publicaron una nota mía en la sección y mi editor la reconoció. poco a poco...

día 2/30

hoy ha sido un día sumamente difícil. las náuseas afortunadamente bajaron, pero el mareo incrementó. aparte, los lapsos de pérdida de sentido del tiempo empiezan a alargarse.

la mañana fue como la de ayer: me levanté como si chucky se hubiera dedicado toda la madrugada a darme vueltas. mareado, caminé hasta la regadera. tan apentontado estaba que me metí con boxers (ups). me bañé, vestí y salí corriendo.

de nuevo la tortura del transporte público: pinches baches. pienso que deberían alisar el pavimento, es un suplicio tantas irregularidades y chipotes. cada vez que el microbus daba un brinco yo sentía que entregaba mi alma al diablo. legal.

no he vomitado. pienso que no es porque el medicamento haya cedido, sino porque no tengo qué devolver. casi no he comido, a excepción de cereal hecho de maíz transgénico (¡maldito special k!) que sabe a nada, absolutamente a nada, pero que "llena" lo suficiente.

junto al malestar general que siento, mis jefes (del trabajo) han dispuesto que hoy sea el día del estrés. llamadas, pedidos y hartas cositas en el trabajo han dominado a este pobre aprendiz de reportero. ni modo.

veré de qué estoy hecho.

apunté para el espíritu: encontraron a fabiruchis golpeado... de nuevo.

día 1.9/30

está a punto de terminar el día. fue uno pesado, denso, muy espeso. lloré mucho, pero al mismo tiempo recibí el respaldo de mis amigos, que ahora funcionan como mi familia.

después del trabajo todo fueron náuseas y mareos. tomé un taxi a clases y llegué justo a tiempo para mi tercer vómito del día. de nuevo nada, sólo devolví líquido.

en clase de cruz me quedé dormido, estaba agotado. desperté porque todos se estaban riendo de que el profesor me hablaba y yo estaba en el séptimo sueño. creo que se me nota en el semblante, pues el profesor no me regañó. tenía hambre, casi no comí, pero tres tacos de suadero sin grasa han sido la muerte: me han caido com una bomba que, de nuevo, vomité en casa de marco.

ya estoy en casa. me resigné a no snetirme superman y pedí 2 semanas de incapacidad en la escuela. nunca antes me había ausentado tanto, pero vale la pena.

estoy a punto de tomarme el medicamento de medianoche, el más agresivo. tengo miedo de cómo me sentiré en la mañana, pero estoy decidido. nada me va a frenar. a ver de qué estoy hecho.

apunte para el espíritu: todo indica que su cáncer es pequeño y tratable. no es casualidad: su enorme corazón lo vence con creces. yo también.

día 1/30

este es el primer post que hago para una bitácora que muchos saben ya de qué trata.
es un seguimiento corto, pero completo, que quiero hacer sobre los efectos secundarios del tratamiento al que estaré sometido por un mes. tiene una doble intención: por una parte, reunir evidencia pragmática de los estragos del medicamento y, por otra, tirar un mensaje en una botella al mar, en espera de desahogo.

es 7 de octubre y es mi primer día. debo decir que, aunque me advirtieron que sería un proceso tortuoso, no pensé que tanto. me levanté tan mareado como si alguien me hubiera dado vueltas en la cama toda la madrugada. apenas puse un pie en el suelo, corrí a vomitar. por supuesto, he comido poco, así que no salió mucho.

tengo náuseas, dolor de cabeza y un mareo sólo equivalente a una resaca de veinte caballos de tequila (yo lo sabré bien...). es tanto el malestar que usé mi loción favorita en la camisa y tuve que cambiarme de ropa; no soporto olores fuertes.

ir en transporte público al trabajo fue un suplicio: la combi encierra un olor matutino que la medicina potencializa y provoca náuseas. tener olfato de sabueso en estas condiciones es una maldición. perfumes, lociones, cremas, todo me da asco. ni se diga la combinación de hedores con los tumbos que da la carcacha por los baches de santa úrsula, coyoacán. uno siente que acaba de bajar del vudú de six flags después de 20 raciones de nachos con carne.

el paradero del metro es otra cosa: huele a fritangas, aceite quemado, longaniza barata y carne podrida. nunca antes me había molestado el olor, pero hoy sí. caminar también es difícil; las articulaciones duelen, como primer día de gimnasio, y siento las palmas de las manos y las plantas de los pies calientes, como planchas que alisan el suelo.

apenas va mediodía. dicen que lo peor es la segunda semana. veremos de qué estoy hecho.

apunte para el espíritu: si ella no se pierde en el camino, yo tampoco. su fuerza admirable me obliga a tener buen humor.